Cómo salir de la imitación y los patrones adquiridos que condicionan nuestra vida

“Si no consigues ser tú mismo, estropeas lo que la Vida imprime en el mundo, lo que hace circular por él. Que los pasos que la Vida te empuja a dar sean por tanto verdaderamente tuyos, y que tu pensamiento sea enteramente tuyo, que seas dueño de él y lo experimentes tú.
Si repites mis palabras al pie de la letra, es decir, si no aprendes tus propias palabras, lo que me habita no te podrá visitar plenamente.”
Visiones esenias Daniel Meurois

Aquí se nos lanza un claro llamamiento a la autonomía, y por tanto a la madurez. Un adolescente que se limite a reproducir el esquema de vida de sus padres se estanca en su propia existencia, no participa en la “invención del mundo”.
Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio potencial, nuestro misterio y nuestro tesoro. Crecer, evolucionar es desarrollar la fuerza de manifestarlos.
Esa manifestación puede parecer tímida, magnífica o torpe, qué mas da… Lo que cuenta para el alma y el prolongamiento de la Vida es su expresión.

Extracto del libro Las 108 Perlas del Cristo – Daniel Meurois. Ediciones Isthar Luna-Sol

Si comprendemos que nuestra vida es única, si entendemos que la tenemos que vivir según nuestros anhelos y nuestras necesidades, conseguiremos realizar aquello que nos propusimos al venir a este mundo.

Pero quizás lo primero es aceptar que hay que empezar por romper patrones que nos encadenan a costumbres, ideas, tendendencias, formas de hacer las cosas, etc de todo lo que nos rodea desde que nacemos y que, en la mayoría de los casos, son condicionantes que nos impiden andar nuestro camino. La tendencia desde que somos pequeños es a imitar, porque hay que aprender…. ¡pero el aprendizaje debería ser libre! sin condicionantes. 

¿cuántas cosas hacemos por imitación?

Os propongo esta práctica, es un buen ejercicio, dedicarnos unos minutitos a ver qué es lo que hacemos simplemente por imitación pero que no sentimos realmente.

Para ello, nos buscamos un lugar tranquilo, ponemos una música suave (si nos apetece) y nos ponemos cómodos, dá igual si te tumbas, o te sientas, lo importante es estar relajados.

Hacemos unas cuantas respiraciones lo más profundas que podamos, esto nos ayudará a calmar la mente.

Cuando estemos en ese estado en el que estamos con nosotros mismo, vamos a mirar dentro de nosotros, vamos a observar, por ejemplo, el día que ha terminado, solo vamos a observar las 24 horas anteriores, a ver qué descubrimos. Seguro que vamos a encontrar rasgos de nuestra personalidad que no sentimos nuestros, podemos descubrir que son cosas que hemos creído porque hemos visto en otras personas pero que no son nuestras. Nos podemos ver repetir cosas que hacía nuestra madre o nuestro padre. O también limitarnos en la realización de cualquier proyecto porque nuestro profesor nos decía que no éramos lo suficientemente bueno, etc.

Lo más importante de este ejercicio es NO JUZGAR, vamos a observar para conocer, para descubrir el origen de algunos aspectos con lo que no estamos cómodos y que sentimos que no nos pertenecen. Si nos ponemos a juzgar, estamos alimentando precisamente lo que no queremos 😉

Habrá cosas que veáis que no os va a gustar, acogerlas en vuestro corazón, es el gran transmutador de cualquier emoción o sentimiento. Y continuar así hasta que sintáis como se libera poco a poco la emoción que sentís y eso conducirá a que aparezca vuestra propia realidad.

Este ejercicio se puede tomar como algo habitual para conocer mejor nuestros propios patrones adquiridos. Nos ayuda a soltar lo que no nos pertenece, y hacerlo con Amor y agradecimiento. 

Si queremos cambiar algo en nuestro interior, tenemos que tener presente que tiene que ser desde el CORAZÓN y no desde la MENTE.

Esther Pertegal

Los chakras